Por Carlos Ríos
“Dialogar con Edith Massola nunca estuvo entre mis metas profesionales. Sin embargo, no niego que estaba un tanto nervioso, quizás por el halo que se teje en torno a su figura, tan enigmática como controvertida. Llegó y me saludó como si fuéramos amigos de años. Su contagiosa alegría espantó la formalidad entre ambos”.
Edith Massola «La actuación para cine dura toda la vida»
La actriz cubana es reconocida en Gibara con el Premio Adria Santana por su actuación en el cortometraje «La trucha», de Luis Ernesto Doñas. Sobre su trabajo para cine conversa con el periodista Carlos Ríos.
Carlos Ríos: ¿Qué significa para ti este reconocimiento que te hace Cine Pobre?
Edith Massola: Me place obtener un premio que lleva el nombre de Adria Santana: es como un doble cumplido. Primero, porque la conocí y sé quién y cómo era; y sobre todo, por lo gran actriz que fue. Me encantaba verla trabajar.
En el espacio televisivo que dirijo y conduzco (23 y M) pude conversar con Adria, y coincidimos muchas veces en varios encuentros de amigos. Por esos momentos que compartimos sé de la persona que fue, por encima de la actriz que fue: una mujer impresionante.
CR: Has participado en películas cubanas, algunas con directores tan reconocidos como Juan Carlos Cremata (Nada) y Orlando Rojas (Una novia para David). Sin embargo, ha sido el corto La trucha el que más sorpresas te ha traído…
EM: ¡Dios mío, quién me lo iba a decir! Es impresionante… No quiero quitar mérito a lo demás; pero que algo surja de esa manera, sin planificación alguna, y repercuta tanto en mi carrera y en mi vida, me toma por sorpresa. Todavía no creo que me hayan concedido el Premio. Realmente fue algo inesperado. Yo le decía a Ernesto que había sido víctima de un asalto. La trucha era su tesis de grado y trabajamos de manera veloz, sin tiempo de profundizar mucho; pero me sumé a esa historia que venía preparándose y la tomé como un entrenamiento después de estar muchos años haciendo solamente televisión.
Cuando leí el guion, pensé: ¡Qué atractivo es! La trucha es todo lo opuesto a lo que tradicionalmente la gente me asocia quizá por facilismos de algunos directores. En mi caso, a veces ven mi proyección en la televisión, divertida, ligera, y descartan otro tipo de posibilidades dramáticas.
Por eso, cuando leí el guion de La trucha, asumí que lo iba a disfrutar al máximo, como si estuviera haciendo la obra de mi vida. No la subvaloré por ser una tesis de grado de un muchacho muy joven; pensamos y trabajamos psicológicamente el personaje, y cada vez que íbamos al set era como si estuviésemos haciendo un largometraje.
CR: ¿Qué retos implicó este personaje?
EM: Varios. Tener que violentarme en este momento de la vida fue uno de ellos. En la juventud se hacen cosas casi sin pensarlo dos veces, uno se lanza porque todo es un divertimento; pero a cierta edad, además de la responsabilidad, hay otras cosas que pesan: la familia, los requerimientos físicos del personaje y la historia… La trucha me violentó en ese sentido, aunque yo no soy una actriz remilgada.
Luis Ernesto es un buen director y hace que sea muy cómodo trabajar con él. Hicimos ejercicios de preparación, intercambiamos mucho y me gustó el sabor que me dio en ese momento. Recordé cuando trabajaba con Orlando Rojas. Comparé la experiencia con otras anteriores, y tengo que decir que ha sido una lección el hecho de que confiara en mí y que me entregase un personaje tan seductor.
CR: ¿Qué implica para ti la actuación?
EM: No te puedo decir que es mi vida porque he tenido que hacer otras cosas, y quiero seguir viéndolo de otra manera: como una posibilidad, una opción.
La actuación para mí es el desempeño diario, porque en los tiempos que estamos viviendo no te dedicas únicamente a actuar, sino que tienes que estar siempre interpretando personajes. Es la posibilidad de estarse vistiendo de lo que necesites ser para seguir adelante.
Admiro a los grandes actores de este país. No me considero una gran actriz, pero es algo más que puedo hacer, que me atrapa, que me obliga a reorganizarme y eso siempre es atractivo para un ser humano. A esta altura de la vida, actuar es un juego.
CR: ¿Qué diferencias ves en actuar para el cine y hacerlo para la televisión?
EM: Cada uno tiene su dinámica.
La televisión es muy compleja porque tienes que lidiar con muchos criterios, estéticas, personas, censuras… Pero en el cine —según lo que he hecho— el disfrute es grande porque en el momento en que estás actuando, te concentras en lo que puede representar. El cine es eterno. Lo que salga de una actuación en el set es lo que quedará de una actriz o un actor para toda la vida.
Tomado del catálogo del XI Festival Internacional de Cine de Gibara